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    miércoles, agosto 24, 2011

    Más José Manuel Cajal

    Sueños Rotos

    Bodegón con Boli BIC

    lunes, marzo 16, 2009

    José Manuel Cajal en Londres









    Aquí iremos poniendo los cuadros que José Manuel Cajal esta realizando con el tema de la ciudad de Londres, es de destacar como consigue ese ambiente gris de la capital de Inglaterra, tan distinto al color de las ciudades españolas aún en días lluviosos.

    Esto me recuerda una anécdota del maestro Furió, contaba el famoso grabador y acuarelista que la primera vez que fue a Londres, con la intención de pintar el Támesis
    con su típico ambiente gris neblinoso… se llevó un chasco inmenso, pues en Londres
    lucía un sol cual si de Valencia se tratase…
    Por suerte para Furió, al día siguiente Londres volvió a presentar su típico aspecto gris
    y el maestro Furió pudo dedicarse a pintar la ciudad en su aspecto más normal.

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    viernes, enero 18, 2008

    LA CASA MUSEO DEL PINTOR JOSÉ SEGRELLES. ALBAIDA.

    Museo Segrelles.

    El Quijote

    Pintor submarino (se trata del famoso Andrew Loomis)


    Genio de Aladino

    Fondo submarino, Pulpo

    Estocada Toledana
    Envidia
    Pereza
    la inquisición
    lujuria
    Con Xavi Albert, director del museo.

    Quiero agradecer a Xavi Albert Guerola director del museo Segrelles su colaboración con este Blog, gracias Xavi por las maravillosas e inéditas imágenes de las pinturas del genial Artista de Albaida.

    Y mí agradecimiento también a J.J. Soler Navarro cuyos magníficos textos dan un apoyo inestimable a esas ilustraciones de Segrelles que a partir de ahora y gracias a la magia de Internet, podrán gozar los amantes de la obra del gran pintor – ilustrador y todos los aficionados al Arte en todo el planeta.

    Espero poder contribuir desde aquí a la mayor difusión posible de la grandeza de uno de los más insignes artistas valencianos y universales como era, es y será José Segrelles Albert.

    Kraustex.

    MUSEO SEGRELLES:

    http://www.ctv.es/USERS/f.tormo/

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    LA CASA MUSEO DEL PINTOR JOSE SEGRELLES ALBAIDA.

    Fachada del Museo Segrelles


    Oración del huerto


    Don Quijote en su biblioteca.


    Marcianos

    Gula

    Apunte del espíritu de la montaña y el océano




    Berenice

    Aniel
    Atropeyo

    sobervia


    Reedbook


    Reedbook


    Reedbook



    Reedbook


    Cristo de espaldas


    LA CASA MUSEO DEL PINTOR JOSE SEGRELLES. ALBAIDA.

    "...Tinc una casa tan bonica i la vullc tant que no m´apeteix eixir massa. Surt poc, però estic en continua activitat.
    El metge, m´ha aconsellat que no treballe massa, que´m distraga, però estic tan acostumbrat a treballar, que tot el que no siga pintar, en pareix una perduda inútil de temps..." J. SEGRELLES.


    Situación Geográfica.- ALBAIDA tiene un acceso fluido y ameno, como el resto del Valle que lleva su nombre y peculiar comarca con treinta y cuatro poblaciones, alegres, festivas, rebosantes de costumbres y hermoso sabor local. A 80 km. de Valencia; 27 km. de Xàtiva, y 34 km. de Gandia, en la actualidad, Albaida irrumpe en el mercado nacional, con su pujante industria textil, conservando de manera artesanal, la larga tradición en la fabricación de cirios y velas decoradas a mano.
    Entre sus estrechas y empinadas calles, sigue conservando vestigios de origen musulmán, entre los que cabe destacar, las dos puertas que daban a la ciudad amurallada, o el castillo, enclavado en lo que es la Plaza Mayor de la ciudad. Su construcción data de la dominación musulmana, estando compuesto por tres torres, con amplias dependencias y un gran jardín. Al ser habilitado como residencia para los Condes y posteriormente, Marqueses de Albaida, sus estancias, fueron decoradas con figuras y grecas al estilo churrigueresco.
    Sobre lo que fue Mezquita durante los cinco siglos de ocupación musulmana, se encuentra hoy, la Iglesia Arciprestal, iniciada su construcción en el siglo XVI, de cuyo gótico renacentista perteneciente al tercer periodo, sólo se conservan las herraduras de las bóvedas, debido a reformas hechas en el siglo XVII adoptando una línea neoclásica.
    El recinto compuesto por una nave central, con capillas adosadas y una capilla mayor dedicada a la devoción de la Virgen del Remedio, Patrona de la Ciudad, resulta interesante entre otras cosas, el retablo del Altar, restauración del primitivo, que había sido construido en 1644, por el escultor Pere Boix. Así como por los catorce lunetos de grandes proporciones, todas ellas, del pintor José Segrelles. También es necesario mencionar el tesoro parroquial, celosamente conservando, y que contiene piezas tan valiosas como la Vera Creu relicario del s XV. Junto a la Iglesia, aguarda esbelta y altiva, la Casa Museo del Pintor José‚ Segrelles
    Después de muchos años dibujándola, decorándola, planeándola y por costumbre, esbozándola sobre papel, por fin en julio de 1943, abría su Casa Museo al público. Aquellos, no eran unos planos convencionalmente arquitectónicos, y es posible que no todos los detalles que él dibujaba fueran realizables, pero se trataba al fin y al cabo de su Casa. Una de las anécdotas que se cuentan del transcurso de la construcción, eran precisamente los disgustos y riñas ocurridas entre el artista y los albañiles. Segrelles decía: ¡"...hi ha que tombar eixa pared! y ellos replicaban, ¡Però si la vam fer ahir...!
    escalera
    Han pasado algo más de cincuenta años, desde que sus puertas se abrieron al público, cinco décadas pasando miles de millares de visitantes, la mayoría llamados por la curiosidad de conocer directamente la obra y la casa de un pintor e ilustrador de fama universal. Pero para muchas personas, visitar la Casa Museo del Pintor Segrelles, es una cita regularmente obligada, es la necesidad creada, de beber en su forma de hacer, en su técnica pictórica, en la manera de crear mediante una portentosa imaginación.

    museo Segrelles

    Es necesario insistir, que la casa con la obra, forman la más perfecta simbiosis del arte y hombre. Un lugar, donde encontramos la colección antológica más importante de su obra, enmarcada dentro de su propio contesto. Toda la Casa sigue cincuenta años después, viva, impregnada del "modus vivendis" del personaje que la habitó. Pero en algunas estancias, su espíritu se ha mantenido tan perenne, que con un mínimo ejercicio de concentración, podemos incluso palpar la presencia del artista.
    En definitiva, la Casa Museo del Pintor Segrelles en Albaida, se conserva exactamente igual que como la tenía Segrelles en marzo de 1969 cuando murió. El tiempo se detuvo a las 18´00 horas del tres de aquel mes, para que generación tras generación podamos observar, "vivir" el legado artístico que nos dejó. Más de ciento cincuenta obras, aguardan silenciosas, las miradas, análisis y reflexiones de quienes las contemplamos.
    José Gabriel Segrelles Albert, nació en Albaida en el año 1885; durante tres años, estudió en la Escuela de Artesanos y en la Academia de BB.AA. de San Carlos de Valencia, licenciándose en la Escuela de la Lonja de Barcelona. En la ciudad Condal, estuvo durante treinta y tres años, dibujando e ilustrando para las editoriales de más tirada. Durante los cuatro años siguientes estuvo en Nueva York, ilustrando para diferentes rotativos, pero sobre todo, confeccionando carteles para las casas de automóviles Ford, Packard y Lincoln. Con cincuenta años, regresó a su ciudad natal, debido a su conocida nostalgia y sentimentalismo, según se desprende de sus cartas y anotaciones a modo de diario. Así es, como en el año 1940, decidió fijar su residencia definitiva en Albaida y construir su CASA MUSEO, que vería concluida para poder ser habitada y ser visitada a partir del mes de julio de 1943.


    interior del museo

    Segrelles quería una casa alegre, con muchas comunicaciones por todos los lados; un poco laberinto, ideal para que diez niños, pudieran jugar al escondite. Pensaba con unas habitaciones con diferentes niveles, un escalón más alto, dos escalones más bajos; y también estaba encaprichado con las escaleras. Lo primero que se habilitó, fue el estudio y en él, junto a los lienzos aún en blanco, que años más tarde compartirían altares con la pintura de Ribalta y Juan de Juanes, un viejo reloj de pared, quedó mudo, sin manecillas con las que marcar las horas, viendo como un hombre de baja estatura, iba apilando bellos objetos, junto a una fotografía en blanco y negro, y un calendario tan inerte, como el reloj de encima del mueble con muchos cajoncitos, junto a una silla de brazos, tan antigua, como antigua se ve la tela de su tapizado. En aquellos lienzos, empezaban a aparecer estampas religiosas y las paredes, iban impregnándose del olor tan característico de la pintura al oleo.
    La fachada de la Casa Museo, sirve como perfecto prólogo de lo que en su interior vamos a encontrar. Nada más entrar, descubrimos inmediatamente la original arquitectura de la Casa. Un gran arco, con dos hermanos más pequeños, los tres claros con los pies de marmol negro; y al fondo del derecho y el izquierdo, dos puertas quedan en penumbra.
    Los cuadros aquí expuestos, corresponden a los últimos años de su vida. Telas religiosas y siderales, debiendo señalar el hecho, de que aunque Segrelles había ilustrado las vidas de San Francisco de Asís, San José de Calasanz y la de San Vicente Ferrer, al hablar de la su etapa religiosa, nos referimos a los lienzos destinados a las Iglesias que quedaron debastadas tras la Guerra Civil Española, como la de Santa María de Ontinyent; la de Agullent, Alcoi, Algemesí, Barcelona, Bocairent, Cadiz, Carcaixent, Cocentaina, Enguera, Font de la Figuera, Gandia, Porta-Coeli, y naturalmente, Albaida.



    En aquella época, Segrelles, se dejaba llevar en principio, por los encargos directos de los sacerdotes, quienes, le "describían" al artista aquello que querían que apareciese en la obra. Respecto a la etapa sideral, no nos cabe ninguna duda, que es el tipo de pintura más personal de todo cuanto ha pintado. Durante los primeros años treinta, aprovechando su estancia en Nueva York, visitó en diversas ocasiones, el observatorio de Yerkes, donde vio y retuvo en su memoria, la majestuosa Luna, hasta plasmarla con todo su colorido de platas y esmeraldas. Tras esta, fueron muchas más las lunas que pintó, pero curiosamente y tanto que sus cráteres son accidentales, Segrelles encontró nuevas formas lunares mirando con cristal de aumento, trozos de pan muy seco, gotas de cera acumuladas y fragmentos de madera carcomida. La Luna le hacía sentir más profundo, ese placer de viajar por el espacio interplanetario. En ella encontraba, como si del espejo de su propia vida se tratara, silencio, tristeza, ausencia de vida... Títulos como "Eclipse de Sol", "En Phobos", En Deimos", "Magniciencia marciana", "Negros Igneos solares", "Vegetaciones espaciales", "Eclipse de Sol en Selene", nos muestran sobradamente la rica fantasía de este pintor.

    yerki

    Subimos las escaleras del arco más grande y allí en la Sala que se conoce con el nombre de Sala Museo, suena el piano de vez en cuando, y los bustos tanto de Beethoven, como el de Segrelles, escuchan, sienten y lloran. y sus lágrimas secas, se graban con el polvo del tiempo. Recuerdan melancólicamente, tardes en las que el silencio daba paso a la euforia del músico, cuando en la cima de su éxtasis y mediante las manos de Segrelles, creaba, ¡CREABA! y no sobre papel pautado, sino sobre cartones de acuarela. Eso es, la maestría del pintor, unida con la genialidad del Soberbio Sordo de Bonn. Aplausos de la gente, aclamando de admiración; las mismas personas que en esta sala, asistieron tanto a conferencias como a los recitales de esplendidos virtuosos...

    El sublime sordo de Bhon

    Decorando ésta, encontramos algunos de los cuadros que hemos mencionado anteriormente, pertenecientes a la etapa sideral. A lo largo de toda la pared derecha mirando al escenario, una vitrina empotrada, en la que encontramos algunas de las mejores acuarelas que Segrelles a realizado. "La Barca Sagrada" del cuento japonés Momo. "La Torre de Cráneos" de la novela de Blasco Ibáñez, "Los Muertos mandan". "El Bote de vidrio" de la serie "Pesadilla", en la cual observamos, como una especie de monstruos se llevan a su hermana a trozos, con la cabeza dentro del bote de vidrio, revolviendo cajones y llevándose los zapatos. Junto a estas: "El Purgatorio" y "La Metamorfosis de Aniel" de la Divina Comedia de Dante, con las cuales, obtuvo la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona en el año 1929. Para terminar con la acuarela "Berenice" de Edgar Allan Poe, esplendido resultado ilustrativo de uno de los autores más difíciles de interpretar plásticamente.
    "La Puerta del Silencio" ennoblece el lienzo inacabado de la Virgen del Remedio, patrona de la ciudad de Albaida. Talla valorada por su antigüedad, así como por el fervor con el que los ciudadanos de estas tierras, a ella se aclaman, la cual, muy astutamente pudo salvar Segrelles, de las destructoras llamas de la Guerra Civil, al solicitar encarecidamente, que se la dejaran pintar por última vez.
    Completando todo aquello que hemos visto en esta Sala, además de otro crucificado, y los bocetos al pastel de algunos de los lienzos que forman el Retablo del Altar Mayor de la vecina Iglesia Arciprestal, encontramos algunas de las ilustraciones de las novelas "Flor de Mayo", "La Catedral", "El Intruso" y "Los Muertos mandan", obras todas ellas del universal V. Blasco Ibañez. José Segrelles, auténtico maestro a la hora de idealizar, captó como nadie, el amplio repertorio de tipos humanos que Blasco Ibáñez, refleja en sus novelas.
    De la misma manera, que años después, para ilustrar el Quijote, se trasladó al Toboso, esbozando iglesias, molinos, alfarería, caballerías, callejuelas y algún tipo manchego; o cuando tuvo que ilustrar la vida de San José de Calasanz, revolvió todo el noviciado de Mollá, e incluso se hospedó durante cuatro meses en una de las celdas, para según él, sentirse más calasancio, en aquel internado silencioso, tranquilo, envuelto del ambiente profusamente adecuado, tomando apuntes de todos aquellos frailes jóvenes y mayores; igualmente decíamos, que para ilustrar las novelas de Blasco Ibáñez, se trasladó allá donde estas estaban situadas, para observar los hombres y las mujeres del lugar, en su ambiente, estudiando sus vidas a través de sus rostros, las arrugas de cada labio, las ganas de reír, la forma de hablar, e incluso la forma de mirar. Por ello, cuando miramos las obras aquí expuestas casi podemos leer:
    "Toda la pillería del Cabañal, estaba allí, ronca, desgreñada, increpando a los padrinos con chillona canturía... Almendras, confites... El Señor Mariano sonreía omnipotente desde la cubierta. Iban a ver lo que era bueno..."
    Pero además, Segrelles, ante lo humano, como mago que era de la acuarela, pintó no sólo el cuerpo humano, sino también su espíritu y aunque las figuras dibujadas, estén de espaldas, puede palparse igualmente, su estado de ánimos. Como prueba de lo referido, puede contemplarse entre otras, la obra titulada "La Inquisición" en la que se observa a los inquisidores asomados a la barandilla del claustro, presenciando impávidos, el fuego que consume las víctimas, mientras en sus manos, desgranan un rosario.
    "Nunca mayor altivez, indiferencia y soberbia ante el dolor; nunca mayor convencimiento que se está obrando rectamente, porque se rumorea una plegaria..."
    La luz diurna, baja en busca de la tranquila oscuridad, peldaño tras peldaño; y por ellos se sube a la Sala que por más simple, es la más hermosa. Sencilla y humilde estancia, domina una arcada con el nombre de Rosa; ventanal que impide pasar el viento del valle, permitiendo entrar la luz blanca, reflejo del Mediterráneo. Una flor con sus espinas, despereza sus pétalos, sobre la mesa vestida con terciopelo tostado por el Sol. Se les adivina allí, él con los ojos azules, muy claros, con el cabello canoso asomándose por debajo de la gorra, con un batín corto, sobre una camisa de estampación moderna, leyendo algún libro. A ella, con su perfil de muchacha, con las lentes caladas, discreta, buena, recatada, cosiendo junto al ventanal, con el cestillo de la labor, encima de esa mesa.
    Aquí, volvemos a encontrarnos con más ilustraciones de las novelas de Blasco Ibáñez y junto a ellas, un carboncillo que desborda simpatía. Retrató del día que atropellaron a su perro, que por cierto no murió, ya que tal y como refleja el mismo dibujo, junto al animal, está el veterinario, el vecindario que allí acudió y el coche que lo había atropellado, alejándose del lugar del accidente.
    Entre otras, también se conservan, los retratos de su madre y su hermana en el día de San Blas y un autorretrato con veinticinco años. Ambos estuvieron en la primera exposición que hizo Segrelles en el año 1.910 en Barcelona.
    A continuación del Arco Rosa, está la Salita Árabe diseñada para exponer algunas de las ilustraciones de las Mil y una Noches como son: el interior de la Cueva de Ali baba y los Cuarenta Ladrones, los Moros del Cuento de Juder el Pescador, las Joyas de Aladino, entre otras
    Según iba leyendo, tomaba apuntes de párrafos, frases, o únicamente palabras sueltas que le inspiraban alguna cosa. Releía una y otra vez la misma historia, y en cada ocasión, recopilaba más detalles. De ahí, sacaba cientos de pequeños esbozos, en distintas posturas de cuerpos animales o inertes. Con la selección de todo ello, se sentaba en el pupitre y con cartones de pequeño formato, empezaba a dar vida a sus aguadas, sobre un dibujo más acabado. Bandejas de oro macizas, llenas de piedras preciosas. Cuarenta negros fornidos y bien formados y cuarenta blancas, jóvenes hermosas y bien ataviadas, sirviendo de comitiva de destino a Palacios como el nupcial de Aladino y la Princesa Budir Al-Budur; con paredes de alternados sillares de oro y plata, con ventanas, con celosías cuajadas de diamantes, rubies y esmeraldas, decorados interiormente con materiales como el pórfido, el jaspe, el ágata, el lapislázuli y toda clase de mármoles de finísimo grano... Miles de detalles, algunos descritos en los libros, otros, hallados en sus propios sueños.
    A Segrelles, siempre le despertaron curiosidad, los viejos moros, con aire de profetas. Lo árabe, le atrajo tal vez, porque era muy valenciano y nosotros lo llevamos metido en la sangre. Sentía, según dijo más de una vez, no haber podido conocer los pueblos africanos; y las botellas de cerámica, los taburetes de mezquita, los joyeros, el rabat, el simple violín de dos cuerdas, todo objeto, o mueble árabe, le gustaban; así como sus costumbres, de entre las que destacaba los cinco rezos diarios entre el amanecer y el atardecer.


    sala arabe

    Antes de dejar la Salita, podemos viajar por el interior del Cuerpo Humano, a través de una colección de acuarelas que describen con una fantástica veracidad, la anatomía interna. Desde el exterior e interior del corazón, la superficie pulmonar, los componentes de la sangre, hasta las papilas de la lengua.

    superficie del pulmón

    Válvulas del corazón



    De camino a su Estudio, como si de un oasis se tratara, nos encontramos con una Biblioteca repleta de libros. Cerca de once mil libros y más de cinco mil cómics, nos invitan a leer. En ella, la presencia de lo literario, como es lógico, se hace palpable y nos recuerda la importancia que para el Segrelles ilustrador, tenía el poder recogerse en un lugar de perpetuo homenaje a quienes con sus historias escritas, enriquecen la sabiduría, desarrollan la inteligencia y distraen el ocio de cuantos amamos la lectura. La Biblioteca, es desde su fundación y aún hoy pública. Y aquí asisten diariamente, lectores de todas las edades. Segrelles quiso ya en 1.943, brindar facilidades para que la gente leyera y nuestro gusto y casi obligación, es mantenerla abierta, promoviendo cada vez más su uso.

    biblioteca de Segrelles

    Después de tan caprichosas escaleras, llegamos al Estudio donde la intimidad con la obra del artista, se consigue absolutamente. Nos llama sobre todo la atención, su altura, su ancho y su largo; su luz uniforme tanto para la mañana, como para la tarde. Sus grandes ventanales, principales focos luminosos de la sala, y frente a estos, las ventanitas, con unas cortinitas, que más que impedir ver, al igual que otras puertas grandes o pequeñas y curiosos balcones dentro del mismo estudio, nos inducen a adivinar que más podríamos descubrir en esta Casa, concebida con tanto tiempo, como el que falta nos haría a nosotros para conocerla.
    Los cuadros expuestos en el Estudio, los mismos y en idéntico lugar y posición como él los guardaba, encontramos junto a los retratos más estimados: el de su mujer Rosita; el de su amigo Pascual Capuz; el de la modelo de Nueva York, Miss Cummings; el de su hija Conchita; varios autorretratos; los nuevos trabajos, es decir, esas obras que no pudo acabar: la Creación de la IXª Sinfonía de Beethoven, al óleo; y entre numerosos bocetos, sobresaliendo de los demás, el Pentecostés, cumbre máxima de sus temas místicos.
    Y mirándolo, quedamos absortos, queriendo pensar en el tres de marzo de 1.969, casi de noche, a las seis de la tarde. Antes de volver a acariciar el lienzo, se sentaría en el sillón, junto a la chimenea. No le daba importancia, pero por la edad, su corazón debía latir fatigadamente. Mirando este mismo cuadro, le envolvería una melancolía, haciéndole saber, que no lo iba a terminar. Sus manos y su fuerza de voluntad le pedirían "pintura". Se llegaría a levantar, dar dos, tres, o quizás algún paso más, pero antes de llegar a la inmensa tela, el peso de la muerte, lo desplomó sobre el piso de madera.
    En su Estudio, quedaron para siempre, los pinceles, a los que había estado unido más de ocho décadas y en su cerebro, se llevó todo lo que en ésta, su Casa Museo, de una u otra forma no pudo hacer realidad.



    Estudio taller de Segrelles


    Posiblemente, aunque la ilustración es pintura, nunca se le ha dedicado un capítulo específico en la Historia de la Pintura. Y aquí estaría el caso de José Segrelles, que como tantos otros ilustradores que se negaron sistemáticamente a seguir los movimientos pictóricos de la época que vivieron, y aún más, renunciaron a formar parte de los indiscriminados cambios vanguardistas, auto declarándose disidente

    J.J. Soler Navarro.

    MUSEO SEGRELLES:

    http://www.ctv.es/USERS/f.tormo/

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