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    miércoles, marzo 28, 2007

    José Segrelles – tercera parte.




































    La vida de José Segrelles prosigue con trabajos de toda índole, ilustraciones para “la historia de España”, carteles, exposiciones…
    En 1921 el famoso novelista Vicente Blasco Ibáñez, admirador del trabajo de Segrelles le encarga la realización de las ilustraciones para algunas de sus novelas, “los muertos mandan”, “Flor de Mayo”, “el intruso” y “La Catedral”, en total 120 ilustraciones que Blasco pagó a razón de 100 pesetas cada una, todo un dineral para la época.
    Pero la muerte del escritor impidió que se publicaran las novelas ilustradas por Segrelles, pasado el tiempo, el mismo Segrelles compraría las ilustraciones a la familia de Vicente Blasco Ibáñez, por 30.000 pesetas.

    El prestigio del pintor fue creciendo paulatinamente, y su fama se extendió incluso fuera de nuestras fronteras, siendo contratado por publicaciones foráneas como el
    London News y the sketch.
    En 1929 viaja a los Estados Unidos donde le espera su representante, un tal McCartney.
    Ya en los Estados Unidos, concretamente en New York, comenzó a trabajar para las prestigiosas revistas Reed book, American y Liberty, las cuales le pagaron por su trabajo más de lo que solían hacerlo con el resto de los ilustradores.
    Aconsejado por su representante que estaba sediento de ganancias, rechazó la oferta de trabajo que le ofreció el Saturday Evening Post, porque la prestigiosa revista solo le pagaba 150 dólares por dibujo, lo cual no era poco en esos tiempos, en mi opinión rechazar el trabajo con el Saturday Evening Post, fue un error muy grave ya que ilustrar
    para dicha publicación hubiese incrementado su fama como ilustrador.

    Pero el artista añora España y ese mismo año regresa a casa. Pero poco tiempo estuvo Segrelles en nuestro país, pues en 1930 viaja una segunda vez a tierras americanas a requerimiento de su representante en New York, el señor McCartney, ya que este le había conseguido unos contratos con la firma automovilística Packard, que quería promocionar sus coches de lujo.
    Segrelles hizo el trabajo para la Packard con tal gama de azules que no solo consiguió un éxito total para la campaña de Packard, sino además se multiplico su fama siendo desde entonces conocido como el pintor de los azules, el “azul Segrelles” no tardo en ser imitado por toda clase de industrias, fabricantes de tejidos, de pinturas…
    Nadie ha conseguido nunca unos azules como los que lograra José Segrelles, aunque
    Eso es algo que solo se aprecia viendo sus originales, ya que las reproducciones de aquella época e incluso las de hoy, pierden bastante con respecto a la obra original.

    De nuevo ese mismo año nuestro artista regresa a España, pero por poco tiempo, apenas dos meses, pues McCartney exige su regreso a New York, ya que tiene mucho trabajo para él.

    En New York, Segrelles trabó mucha amistad con el famoso dibujante Charles Dana Gibson, famoso por sus dibujos de mujeres y del que más adelante os hablare.
    También conoció a la soprano valenciana Lucrecia Bori, que por aquellos tiempos estaba considerada como la más famosa de las cantantes líricas, José, que era un gran amante de la música, estaba especialmente orgulloso de su amistad con la Bori.



    En 1931 McCartney le hizo firmar un contrato de tres años con las revistas Good Housekeeping y Cosmopolitan.
    Ese mismo año segrelles expone su obra en el Roerich Museum de New York,
    resultando ser un completo éxito , con críticas fabulosas como las del New York Herald Tribune, New York times, Evening Post, Art Digest y otras revistas y periódicos americano e incluso españoles.
    La exposición de Segrelles resulto ser más relevante en New York que la caída de la monarquía en España, y muy relevante para nuestro artista fue el hecho de ser comparado con Maxfield Parrish, siendo el español considerado como superior al famoso artista americano.
    En 1932 tuvo que regresar a España, pues no podía permanecer por más tiempo en los Estados Unidos, debido a que su estancia en aquel país era de mero visitante y se le acabó el tiempo permitido, y pese al esfuerzo del embajador de España, Segrelles tuvo que marchar, pues la ley americana era inquebrantable y Segrelles no estaba dispuesto a
    infringirla.

    Poco tiempo después tenemos otra vez a Segrelles en New York, será su último viaje, pues el fisco americano al ver cuan famoso era aquel extranjero reparo en que su firma estaba en multitud de revistas y pensó: ¿tantos trabajos y no los declara? descubrió que
    McCartney ávido de ganancias, no declaraba los ingresos obtenidos con las ventas de las ilustraciones, aquella situación atormentaba a nuestro artista, que temiendo ser expulsado de los Estados Unidos, decidió regresar a España para no terminar la carrera americana con deshonra. Fue una verdadera pena dadas las ganancias que obtenía con la
    Publicación
    de sus ilustraciones en la revista Cosmopolitan y otras…

    Ya en nuestro país, decidió montar su estudio definitivo en su casa de Albaida, (lo que hoy es el Museo Segrelles) y desde allí proseguiría con su labor de ilustrador de éxito, así como de pintor, realizando innumerables obras para las iglesias, y todo tipo de pinturas.

    En Albaida vería pasar la guerra civil, la muerte de sus parientes queridos, y otros reveses, pero también tendría sus buenos momentos como su boda con su amada
    Maria Rosa Tormo, “Rosita”.
    Y tendría numerosos encargos, premios, galardones como medallas de oro, fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
    No quiero terminar sin hacer mención al buen carácter de José Segrelles, hombre siempre dispuesto a ayudar a su prójimo, tanto en obras benéficas como personalmente,
    El Museo Segrelles tiene una biblioteca con más de 11.000 libros y más de 5.000 tebeos
    que fueron reunidos por el pintor pensando desde un principio en los niños de su ciudad.
    Falleció en Albaida, a la edad de 84 años en 1969.

    La obra de José Segrelles es imposible de reunir, pues consta de miles de obras dispersas en todos los continentes, espero que las aquí reunidas sirvan para dar a conocer un poco mas a este insigne artista, contribuyendo así a extender la cultura pictórica a cuantos mas hogares posibles.

    Kraustex.

    MUSEO SEGRELLES:

    http://www.ctv.es/USERS/f.tormo/


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    martes, marzo 27, 2007

    José Segrelles – segunda parte.























    Apesadumbrado por la muerte de su hermano Vicente, que tanto le quiso y tanto sacrificio hizo por él, José deja sus estudios y regresa a Albaida.


    Ya en 1904, Segrelles viaja a Barcelona con su tío Antonio Albert.
    El tío Albert fue la persona que mas apoyó al joven Segrelles, ya desde la infancia del artista Antonio Albert comprendió la enorme valía de José Segrelles, y le apoyó en todo
    desde sus estudios en San Carlos como en su viaje a Barcelona.

    En Barcelona José Segrelles ya con diecinueve años entra a trabajar para la casa fotográfica Napoleón, de gran prestigio en Barcelona.
    el propietario de “Napoleón” Don Emilio Fernández, no tarda en darse cuenta del
    gran talento de su empleado, y toma la decisión de ayudarle en lo que se pueda, empezando por conseguir que ingrese en la escuela superior de bellas artes de La Lonja
    para que José pueda acabar sus estudios.

    De esa manera Segrelles entra a estudiar en La Lonja desde el año 1906 a 1910 en que finalizaría sus estudios. En Barcelona también contó con profesores de gran valía, como Antonio Caba Casamitjana, Vicente Climent, Modesto Urgell y otros.

    Al término de sus estudios, Segrelles empieza rápidamente su carrera como ilustrador,
    pero curiosamente, los principios como ilustrador de Segrelles se debieron a la casualidad: habiendo asistido a un combate de “jiu-jitsu” junto a unos amigo con los que se encontraba Cesar Molina, hijo de un importante editor barcelonés, al ver Cesar los apuntes que tomó Segrelles del combate, pensó que sería buena idea enseñárselos a su padre, y así lo hicieron, al ver el editor aquellos dibujos tan llenos de fuerza, expresividad y movimiento, quedó muy impresionado y le pidió al artista que ilustrase un libro sobre dicho Arte Marcial, y ese fue el primer trabajo que Segrelles realizó como
    ilustrador profesional.
    A ese trabajo siguieron otros muchos, incluso dibujó “cómic” como Montbars el pirata y Dick Navarro el terror de las praderas.
    era tanto el fervor con que dibujaba Segrelles, que una vez, cuando dibujaba a altas horas de la noche para cumplir con los plazos de entrega, se durmió unos segundos plumilla en mano mientras seguía dibujando, y se despertó gracias al ruido producido por el rasgueo de la plumilla sobre el papel, viendo asombrado que había estado dibujando
    fuera de la viñeta.
    Ese mismo año 1910, expuso Segrelles por primera vez en Barcelona, la exposición fue en las galerías Fayans, al tratarse de un artista novato (por su juventud) se le concedió un espacio muy modesto, pero pese a ello consiguió un gran éxito, tanto de público como de la prensa catalana.
    Ya en 1912, vuelve a exponer en las galerías Fayans, pero esta vez con mejores condiciones. Por aquel año el pintor de Albaida empezó a trabajar como ilustrador para la editorial Araluce, donde ilustraría títulos tales cómo Los Caballeros De La Tabla Redonda, Cuentos de Hoffman, Fausto, Goya y un largo etcétera.
    En 1918 la editorial Espasa Calpe le encarga la ilustración de El Quijote, Segrelles realizó las ilustraciones tras leer minuciosamente la cervantina novela.
    Pero por extrañas circunstancias las ilustraciones de El Quijote se extraviaron, y no fueron encontradas hasta el ¡¡año 1.955!! dichas ilustraciones se hallaban en los cajones de un mueble que estaba en unos almacenes que tenía la editorial en Madrid.
    Pero nunca es tarde cuando la dicha es buena, y se aprovechó el hallazgo para conmemorar el 350 aniversario de la muerte de Cervantes.
    Esté “Quijote” está considerado el mejor ilustrado de todos los tiempos, y una obra maestra de Segrelles, pero francamente, yo creo que eso se debe a que la desaparición
    durante 37 años convirtieron a dicha obra en un mito, y pienso que Segrelles a lo largo de su fértil vida realizó trabajos mejores e incluso mucho mejores.
    Kraustex.

    MUSEO SEGRELLES:

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